El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico...
o
no tendremos Patria, y por consiguiente
ni libertad ni
independencia nacional.
Juan Pablo Duarte
Según el diccionario
de la Real Academia Española de la lengua, dentro de las acepciones que se
conocen del vocablo “neófito”, se establece una definición que refiere que
se trata de: “persona adherida
recientemente a una causa, o recientemente incorporado a una agrupación o
colectividad”. Sobre el término votante
no tenemos que hacer gran esfuerzo para llegar a acordar que se trata de aquel
que vota, añadiendo que votar es la acción de una persona que da su voto o dice
su dictamen en una reunión o cuerpo deliberante o en una elección de personas.
Siendo así, se entiende que el título de estas notas nos
refiere la idea de aquella persona que vota por vez primera en un proceso
electivo.
Para quienes no conocen a quien esto escribe debo llevar a su
conocimiento, que se trata de un militar que acaba de pasar al retiro luego de
haber permanecido casi cuatro décadas en las filas militares, por lo tanto
votará en unas elecciones nacionales por primera vez en el próximo proceso
electoral nacional del presente año 2016; en otras palabras, ejercerá un derecho
que a su vez es un deber. Como derecho,
la Constitución de la República de 2010 lo prevé como un Derecho Fundamental y lo
cataloga como un Derecho de Ciudadanía, listándolo en el Artículo 22 de la
misma. Como deber, lo establece dentro de los Deberes Fundamentales y lo lista
en el Artículo 75.
Siento un gran entusiasmo por mi nuevo ejercicio, al que voy
junto a, y con las mismas condiciones que todos los nuevos votantes que
participarán en el proceso electoral, con la sola diferencia de edad; mi
entusiasmo se debe también a que esto me permitirá participar en el gobierno de
mi país. Si, así como leen, en el gobierno de mi país, pues debemos saber todos
los neófitos votantes, y los que lo
ignoran, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su Artículo
21 ha establecido que: “Toda persona
tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio
de representantes libremente escogidos…La voluntad del pueblo es la base de la
autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones
auténticas que habrán de celebrarse periódicamente por sufragio universal e
igual, y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la
libertad del voto”. De ahí que podamos decir que votar es un derecho de todo ciudadano, y representa el mecanismo
básico de la democracia. Entonces lo que vamos a ejercer y cumplir (porque los
derechos se ejercen, y los deberes se cumplen) por primera vez, deberá ser de
modo responsable, haciendo un análisis concienzudo, pues nuestro sufragio es
algo tan trascendental que radica en poner en las manos de unos candidatos que
serán quienes organicen y promuevan el bien común, el destino de todo el pueblo.
Entonces, de manera sensata y juiciosa deberemos escoger a aquellos que posean
las mejores condiciones para llevar las riendas de la Nación.
Aunque un gran porcentaje de los ciudadanos no se sienten
motivados a ejercer su derecho al voto por diversas razones, entre las que se encuentran
por ejemplo: decepciones sufridas por el pueblo al elegir autoridades para las
cuales los ciudadanos no cuentan en el espacio de tiempo que hay entre cada
período electoral; falta de cumplimiento de lo prometido en campaña,
traicionando así la confianza depositada en ellos por los votantes; porque
siempre gana quien tiene más recursos económicos, sin importar la procedencia
de estos; y porque son los partidos los que realmente controlan a los
representantes y no los electores; entre muchas otras razones, entiendo que en
especial, en este proceso electoral resulta sumamente necesario que todo buen
dominicano ejerza su derecho y cumpla con su deber de votar para la elección de
las autoridades que serán los mandatarios para el próximo período de gobierno.
Es bueno que los neófitos
votantes sepamos que el pueblo, mediante el voto, designa a sus
mandatarios. Sin embargo la gran mayoría no sabe o no entiende que significa el
vocablo “mandatario”. Según el
Diccionario de la Real Academia Española entre las acepciones del termino están
las siguientes: - Persona que, en virtud del contrato consensual llamado mandato, acepta del mandante representarlo personalmente, o la gestión o desempeño de
uno o más negocios. Otra definición es: - Persona que acepta del mandante su representación personal o la
gestión de algún negocio.
La primera definición es de carácter jurídico en donde
interviene la figura del mandato que
no es más que un contrato, pero esto sería tema para otro artículo.
Aquí emerge otro término que también es menester que los neófitos votantes entendamos, es el mandante, que se define como la persona que en el contrato consensual
llamado mandato confía a otra su
representación personal o la gestión o desempeño de uno o más negocios, es la
persona natural o jurídica que confiere el encargo.
¿Que queremos resaltar? Pues simplemente que en las
elecciones para elegir los candidatos que habrán de ser las autoridades en los
distintos niveles de elección (presidencial, congresual, y municipal), unas vez
electas, significa que han recibido el mandato
del pueblo para ejercer sus funciones, por eso se les llama mandatarios, que no
indica que son los que mandan. Quien manda es el mandante (el pueblo) que es quien confiere al electo el encargo, a
través de su voto, para ejercer el gobierno de la república.
Todo esto viene a cuento porque en mi condición de votante
por primera vez quiero ejercer mi derecho constitucional, de manera de estar
seguro sobre las personas a las cuales daré mi voto (el mandato), para que
guíen al pueblo por el camino del bien común, donde impere la justicia, la paz
social, y el progreso para todos los dominicanos sin distinción, sin exclusión
y sin privilegios. Para esto debo tener en cuenta que en los tiempos actuales,
sobre nuestra patria se ciernen nubes de incertidumbre en cuanto a nuestra
Independencia Nacional y nuestra soberanía. Porque se puede claramente advertir
que en muchos estamentos de nuestra sociedad existe apatía, temor y hasta
cierto desdeño por enarbolar la bandera del patriotismo, la defensa de la
soberanía y de nuestra nacionalidad.
Nos hemos olvidado del Juramento de los Trinitarios que
cumpliendo con el mismo, implantaron una república libre, soberana e
independiente de toda dominación extranjera. Que Duarte afirmó que: “Siendo la Independencia Nacional la fuente
y garantía de las libertades patrias, la Ley Suprema del pueblo dominicano es y
será siempre su existencia política como Nación libre e independiente de toda
dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera….”.
Para ejercer mi derecho de votar y ser parte de los mandantes
que otorgan a los mandatarios electos la potestad en nuestro país, deberé
hacerlo por aquellos que puestos bajo una lupa
patriótica no hayan dado muestras de debilidad ante ataques internos y
externos a nuestra soberanía, a nuestros derechos como nación libre e
independiente y al irrespeto de nuestras fronteras. Y es que nos hemos olvidado
que desde la fundación de la república Duarte se refería en los siguientes
términos: “Los enemigos de la Patria, por
consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la
Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera”.
Por último, cuando este frente a la urna de votación echaré
mi voto consciente de todo esto, y haré una oración para que Dios proteja al
pueblo dominicano de los ataques externos y de los traidores del patio.