BATALLA DEL 30 DE
MARZO
(Batalla De Santiago)
En
la entrada anterior, en la que nos referíamos a la Batalla del 19 de Marzo,
habíamos relatado que el Ejército Haitiano estaba compuesto por 30,000 hombres
en tres divisiones.
Pues
bien, mientras el General Pedro Santana llevaba a cabo una retirada estratégica
y dejaba al General Duvergé en Azua para enfrentar la columna que comandaba el
General Soufront; la división del norte, comandada por el General Pierrot, sale
de Cabo Haitiano y el día 22 llega a la entrada de Dajabón tomando
posesión de esta población. Se cuenta
que un ciudadano inglés de apellido Heneken que a la sazón habitaba en Santiago
hacía mucho tiempo, se hallaba en viaje de negocios en Cabo Haitiano, y se
enteró de los preparativos de estas tropas el día 13 del mes que transcurría,
dejando todo lo que allí se encontraba realizando, y salió de manera disimulada
en un bote hacia Santiago, llegando dos días después donde dio la alarma al
General Mella, lo que permitió la preparación de la plaza para la Defensa de la
misma.
En
Escalante el General Salcedo hace frente a las tropas haitianas, retirándose
hasta Talanquera, donde de nuevo se enfrasca en batalla para retrasar el avance
de los invasores. El propósito no era entablar combate decisivo, así que el
General Salcedo obtuvo muchas y muy valiosas informaciones sobre las tropas
atacantes que sirvieron ampliamente para la Defensa de Santiago y de esta
manera hizo que Pierrot durara 9 días para llegar hasta su objetivo principal.
El 29
de marzo de 1844 hace su entrada a Santiago, por Hato del Yaque, el General
Pierrot. Este había dividido sus tropas consistentes en 4,000 hombres en dos
columnas, una de las cuales comandaba él personalmente, y la condujo hasta
atrincherarse en la margen derecha del Rio Gurabo. Los Generales Matías Ramón
Mella, y Pedro Ramón de Mena, quienes eran los delegados del Gobierno
Dominicano en el Cibao se encontraban en San José de las Matas en labores de
reclutamiento y organización de tropas en la cordillera, pues, según informes
obtenidos, el ataque sería por estas montañas.
Al
no encontrarse en Santiago los Generales Mella y Mena, y tratando de asegurar
una buena defensa, se llamó al General José María Imbert para ser designado
Comandante de las Operaciones de Defensa de Santiago, quien presto, se puso de
inmediato al servicio de la causa, tomando medidas de atrincheramiento de la
ciudad, construcción de fosos de tiradores y muchas otras medidas que
garantizaban un buen desempeño de las tropas dominicanas.
El
General Imbert se hizo acompañar por un grupo de valiosos oficiales dentro de
los cuales se encontraban Ángel Reyes, Dionisio Mieses, Fernando Valerio,
Toribio Ramírez, José López, Lorenzo Mieses, algunos de estos, experimentados
artilleros. Como jefe de la Línea de vanguardia de la defensa designó el
General Imbert a Pedro Eugenio Pelletier, y en la defensa del Fuerte Libertad
fue designado Archielle Michell. Este era parte de una triada de Fortalezas
llamadas las dos restantes, Fuerte Dios y Fuerte Patria. Los tres fueron
preparados con emplazamiento de artillería, sin embargo la entrada de los
atacantes fue por lugar contrario a estos, lo que no fue óbice para que tales
fuertes tuvieran una participación decisiva en la batalla que se avecinaba.
El
ataque se produjo en masa, al mediodía del día 30, siendo recibidas estas
tropas por un feroz fuego de artillería emplazada en colinas que permitía a los
dominicanos la visión total del campo de batalla. Las trincheras anteriormente
construidas resultaron vitales y la infantería y la artillería produjeron una
gran matanza en las tropas extranjeras. Fernando Valerio, entonces capitán
lanzó su contingente de Andulleros
armados de fusiles y contraatacando con cuchillos machetes y puñales.
La
defensa ideada por el General Imbert se mantuvo en su posición sin retroceder
en ningún momento como resultado de los obstáculos establecidos, tanto
naturales como artificiales, lo cual fue determinante. El resultado de este
combate fue de 715 bajas de las tropas invasoras contra sólo una baja
dominicana.
El General Pierrot envió emisarios a solicitar una tregua para
recoger en el campo de batalla los muertos y heridos de sus tropas, y trató de
llegar a un acuerdo con los comandantes dominicanos. Cuando se encontraban en
estos aprestos, el Coronel Pelletier mostró al General haitiano una comunicación
que en días anteriores se había recibido desde Santo Domingo, la cual daba
cuenta de que en Azua, el Presidente haitiano, General Hérard, había resultado
muerto en combate. Tal noticia era falsa lo que se constituía en una operación psicológica con el propósito
de levantar la moral de las tropas dominicanas y producir temor en las
haitianas, pues, recordemos que en el campo de batalla de Azua, quedaron
cadáveres de algunos altos oficiales haitianos que lucían uniformes con
insignias de generales y oficiales superiores
Esta
noticia hizo que Pierrot se preocupara por los incidentes y problemas que
pudiera traer el asunto de la transmisión de poder en Haití, por lo que se
decidió de inmediato a retirarse de la batalla y dejar todo abandonado, incluyendo
a muchos heridos en el campo. En la retirada, siguieron las tropas dominicanas
atacando y produciéndole bajas durante todo su trayecto hasta Dajabón.
Grande
fue la sorpresa que se llevó Pierrot al llegar a Haití y enterarse que el
Presidente haitiano no había muerto y que se encontraba en Azua combatiendo, lo
que le trajo serios problemas ya que su retirada fue catalogada como traición.
Así
sucedieron los hechos de la gloriosa actuación de los héroes dominicanos en la
Batalla del 30 de Marzo (Batalla de Santiago), que al igual que todas las veces que fuimos
atacados, con tropas que sobrepasaban por mucho en cantidad, armamento y
preparación supieron emplearse a fondo para hacer al enemigo, Morder el Polvo
de la Derrota.
Por
eso hoy que conmemoramos esta gloriosa gesta, entonemos estas estrofas de
nuestro Himno Nacional:
!!Libertad!! que aún
se yergue serena
La victoria en su
carro triunfal,
Y el clarín de la
guerra aún resuena
Pregonando su Gloria
Inmortal,